martes, marzo 21, 2006


La chica del té

de:Juan Pablo Meneses
Inés Bertón recorre el mundo metiendo sabores en su equipaje de mano. Hoy es una de las más importantes sommeliers de té del planeta. Sus famosas infusiones - llamadas blends- mezclan té de las mejores regiones de India, China, Sri Lanka y África con diferentes frutas, flores y especias. Les ha preparado té a los Kennedy, a Lady Di y a la súper ventas Isabel Allende, cliente frecuente de sus combinaciones. El Dalai Lama también fue cautivado por el olfato de esta argentina que tras años en Nueva York ha regresado a Buenos Aires con Tealosophy, su propia empresa. Su propia filosofía. Texto y retrato: Juan Pablo Meneses, desde Buenos AiresInés tiene poder. Mucho poder. Varias revistas internacionales dicen que su nariz es de las mejores, que su nariz es una maravilla detectando aromas, que su nariz puede separar el trigo de la paja con un snif, que lo que dice su nariz es una sentencia. Antes de tocar a la puerta de su casa, en el barrio Norte de Buenos Aires, siento ese poder y me asusto. ¿Oleré bien?, me pregunto, a la espera de que Inés, la jueza, aparezca. ¿Olerá bien ella?, me pregunto al final, tratando de ganar algo de seguridad.La casa de Inés es linda, luminosa y blanca. Eso se ve de entrada, pero eso no importa esta mañana. ¿A qué huele? Huele a hierbas suaves, a ropa recién lavada, a plantas regadas a mano y a flores blancas cortadas hace dos días. En resumen, no hay ningún mal olor que llame la atención."Siempre tuve un olfato muy desarrollado y eso fue un gran problema" dice Inés, con una sonrisa dulce y unos ojitos que brillan casi más que su nariz. Y sigue: "En la época del colegio me invitaban a dormir a la casa de una amiga y, al rato, yo llamaba a mi mamá para que me fuera a buscar urgente. Por el olor. Me decían que me iba a costar encontrar novio".Cualquier sentido muy desarrollado te puede hace sufrir (partiendo por el sentido común) si no lo adiestras. Eso es lo que hizo Inés, y le fue bien. El tema es así. Ella, una porteña linda y sensible y del mismo colegio de Máxima Zorreguieta (la actual princesa de Holanda), pintaba. Muy bien. Quería ser artista. Viajó una semana a Nueva York, hace diez años, y consiguió trabajo en el Guggenheim, el museo del Soho. Se fue a vivir a Nueva York, estaba feliz, pero estaban los aromas. Sufría (casi espasmos) cuando viajaba en metro y cuando pasaba por una pescadería. Los olores a fritanga la mareaban. Tuvo que aprender a respirar de otro modo, en una ciudad tan llena de olores diferentes y extraños. Tuvo que adaptarse al mundo. Cuando tenía un descanso en su trabajo en el Guggenheim, bajaba a la casa de té que había en la planta baja. Ahí se quedaba, tragando aromas agradables. Era una tienda donde uno podía mezclar diferentes tes. Y en eso se entretenía ella: poniendo un poco de cada cosa. Hasta que descubrió que, al poco tiempo, todos esperaban que ella llegara porque era la que hacía las mejores mezclas.En pocas semanas cambió su carrera artística por el mundo del té. Dejó el Guggenheim para ser una de las narices principales de T Emporium, la casa de té de Nueva York que marca tendencias y donde compran infusiones las estrellas.- Soy perfumista, especializada en cosechas de té. Esto quiere decir que durante todo el año voy siguiendo cosechas de té. Me especialicé en todo lo que son las cosechas premium, que son cosechas limitadas, todas levantadas a mano, todo método tradicional. Es muy gracioso porque en Argentina todo el mundo me conoce como Inés, la chica del té. La gente piensa que es como mi apellido, y yo les digo que no, que soy Inés Bertón. Y que soy buscadora de té. Busco cosechas.A diferencia de las personas que son sommeliers de vinos o nariz de perfumes, en el té son pocos en el mundo. Algunos dicen que no pasan de 11. Ella es la única latinoamericana.El té es el segundo producto de consumo en el mundo, después del agua. Por supuesto, casi todo su consumo es en Oriente. "En India es casi una religión, en China nacen tomando té. Cuando estás en China o Japón tocas la puerta de una casa y lo primero que te dicen, en vez de hola, es té. Y si no te dijeron té, es que no eres bienvenido, directamente".
- ¿Qué recuerdos de té guardas de tus viajes a Oriente?
"Nepal tiene una movida muy fuerte de té, muy potente. India, para mí, es un lugar en el mundo donde el té es una religión. Cuando uno va por los mercaditos de especias y escuchas que varias voces te van diciendo chai, chai, chai, chai, eso es té, té, té, té. Y en las mañanas, cuando uno va de las grandes ciudades a las plantaciones, vas en estos trenes que son como de lata, entremedio pasa la vaca, y estás en la estación y por la ventana te pasan una vasija metálica con este té muy especiado. Cuando lo terminas de tomar, todo el mundo tira esto por la ventana, y los clack, clack, clack, clack de estas vasijas cayendo contra el costado de las vías es señal de buen augurio, de que es una buena cosecha".- Pero ese té de India es muy diferente al té de Occidente."Claro. Por eso yo me especialicé mucho en hacer la fusión entre Oriente y Occidente. La gente a veces leía "está de moda el té verde", entonces traían el mismo té verde que hay en Japón, que es donde mayor consumo de té verde hay junto con China, y lo ponían en París, Londres, en Argentina, en Chile, donde sea. Y esto no funcionaba. No funcionaba porque yo creo mucho en el té como algo rico, o como un placer. Odio la gente que pone el té como "me duele el estómago", o "me duele la garganta", o para adelgazar. Para adelgazar hay que cerrar la boca. El té verde tiene muchas propiedades, es muy rico en antioxidantes, pero yo busco que el té sea rico. Entonces yo elijo la cosecha de té verde que voy a traer, pero tengo que adaptarlo a, por ejemplo, Latinoamérica".-
¿Y cómo se hace eso?
"Tengo que hacer que guste. Tengo que entrenar un paladar. Empiezo a hacer una fusión: entonces mezclo una cosecha de té verde del sur de Shangai, con un poco de manzanilla egipcia, y con unas cascaritas de naranjas de San Pedro, en Argentina. Así llego a un blends, que es una mezcla de té. Eso es blendear".Inés trabaja con té que viene de los pies de los Himalaya, entre Nepal y Bután. Con té del noroeste de India. Con té de Sri Lanka, el famoso té de Ceilán. Con diferentes tes verdes de China y Japón y semifermentados en Taiwán. A todos esos lugares viajó por mucho tiempo, y ahora tiene gente que la surte de productos desde allá. De todo el arbusto del té, sólo ocupa las dos hojas más nobles. Y se usan, aproximadamente, 2.700 hojas cada medio kilo de té: "Lo alucinante, en todo caso, es que no deja de ser un lujo accesible. El té no es un mundo ni de dinero, ni de cheques, ni de contratos. Es un mundo de nobleza. Más que comprar el ingreso a esas plantaciones de té, hay que ganárselo".- ¿Y cómo hiciste para ganar ese ingreso?"Por ahí tuve que dormir en carpa dos meses a los pies del Himalaya, y así pude llegar a unas cosechas de las que sólo hay cinco kilos de este té, y lograr que me dieran dos a mí. Y no es tanto lo que cuesta, sino que es más la llegada".Inés hace té a medida. En las últimas semanas despachó cajas de té que iban para Isabel Allende y Lou Reed. Anteriormente preparó blends para una fiesta de los Kennedy y para la propia Lady Di".- Dentro de las personalidades a quienes les has preparado té está el Dalai Lama."Sí, al lugar donde yo trabajaba en Nueva York siempre iba Uma Thurman, la actriz, y le gustaba mucho el té. La madre de Uma Thurman está a cargo del centro tibetano de Nueva York, creo que es la fundadora. Y entonces un día me dicen que viene el Dalai Lama, y que les encantaría que diseñara un blends especialmente para él. A mí me encantaba el Dalai Lama como figura, pero no era una gran seguidora del budismo. Así que empecé a leer mucho, porque sabía que era un trabajo importante. Y encontré en un libro una cosa que me vino bien: que cuando uno está bien por dentro y está en un buen ambiente, uno se abre sin tener que cuidarse. Y me di cuenta que eso era lo que yo necesitaba. Entonces le diseñé algo que tuviera que ver con eso: una hoja de té verde y una flor de jazmín, una por una, enrolladas a mano, como perlitas, y puse cinco en la taza. Cuando pones el agua caliente, la flor de jazmín se comienza a abrir en la taza. Lo hice hacer en el sur de Shangai. Me gustaba el jazmín como flor, me gustaba como aroma y se adaptaba perfecto al té verde. Porque al ser él una persona oriental, la mezcla tenía que ser con un té verde".El Dalai Lama quedó feliz, como muchos clientes. Pero a cambio de seguir su emergente carrera en Nueva York, Inés se vino hasta Buenos Aires a hacer su propia filosofía. Su Tealosophy, su exclusiva marca de té, a pequeña escala, que se vende en cada vez más países europeos y latinoamericanos, y que ella define como una forma de viajar: "Cuando uno toma un Earl Grey, en vez de llevarse a la boca cualquier cosa sin saber qué estás tomando, es bárbaro saber que por el 1800 el ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra estaba de campaña en China, en Kantón, y tomaba su té con cascaritas de mandarinas gigantes. Y así nace el famoso Earl Gray, que es un té famoso en el mundo".
- ¿Hay mucha rivalidad entre el té y el café?
"Por contrato, durante mucho tiempo yo no pude tomar café. Pero amo el café. Disfruto mucho el café en la mañana. Y el mate, también disfruto mucho el mate. Eso sí, reconozco que no puedo tomar mucho café, porque me altera un poco. Me deja acelerada. Cosa que no pasa con el té".- Me imagino que nadie te invita a tomar un té."Ése es un problema gravísimo, porque nadie me ofrece nunca una taza de té. Y odio que me pase eso. 'No, cómo te voy a dar un té a vos', me dicen, y nada que ver".

lunes, marzo 20, 2006

Existen cuatro tipos principales de té: blanco, verde, rojo y negro, si bien sus múltiples variedades dan lugar a más de 3000 clases distintas.Hasta el siglo XVI solo se producía té verde, pero el crecimiento del mercado obligó a los productores a investigar nuevos métodos de conservación para evitar que éste perdiese sus cualidades durante su almacenamiento. De este modo descubrieron que si lo secaban, lo dejaban fermentar y luego lo horneaban para evitar su descomposición, el té se conservaba en óptimas condiciones durante mucho más tiempo. Es así como surgió el té negro.El té negro, un té fermentadoLos tés se obtienen del árbol del té (Camelia Sinensis o Thea Sinensis). El té blanco, a partir de las yemas que se dejan marchitar; el verde, té no fermentado, a partir de la hoja que se cuece y se seca al fuego para detener su fermentación; el té rojo, semifermentado, se obtiene a partir de las hojas que se secan al aire libre durante un periodo breve de tiempo para controlar su fermentación; y por último el té negro, fermentado, a partir de hojas secas que se dejan fermentar y se vuelven a secar.Las propiedades del té negroAntioxidanteEl té negro posee polifenoles. Se trata de sustancias con acción antioxidante que protegen al organismo frente a la acción nociva de los radicales libres, que debilitan el sistema de defensas y aceleran el proceso de envejecimiento. También se sabe que el consumo de antioxidantes ayuda a reducir el riesgo de enfermedades como las cardiovasculares, las degenerativas e incluso ciertos tipos de cáncer.AstringenteLos taninos son componentes del té que le confieren su característico sabor amargo. Poseen un efecto astringente, por lo que su consumo es beneficioso en caso de diarrea y de otros trastornos digestivos como la gastritis entre otros.DiuréticoEl importante efecto diurético del té ayuda a la eliminación del exceso de líquidos junto con sustancias de deshecho del organismo.Reconfortante y bajo en caloríasSi se le añade poca azúcar o nada de azúcar se obtiene una bebida que, con pocas calorías, aporta una agradable sensación de saciedad (lo caliente sacia más que lo frío), por lo que constituye una alternativa saludable frente a las refrescos azucarados.EstimulanteIgual que el café, el té es una buena bebida estimulante que contribuye a despejar la mente y despertar el organismo.Algunas curiosidadesSri Lanka e India son los principales países productores de té negro. Éste posee un aroma intenso en todas su variedades, si bien el té negro "Earl Grey" es una de las más aromáticas al poseer esencia de bergamota; una fruta obtenida del cruce entre la lima y la naranja amarga.El té negro en la cocinaCualquier hora del día es un buen momento para tomar una taza de té negro y disfrutar de su intenso aroma y sabor. No obstante, los amantes de esta bebida han de saber que su empleo en diferentes recetas hace que los platos ganen en sabor y que adquieran aromas sorprendentes.Éste es el caso de la "salsa de té negro y miel", elaborada con ingredientes como zumo de naranja, ajo y por supuesto miel y té negro "Earl Grey".También se puede preparar una taza de "ponche de té negro helado" con un poco de zumo de naranja y limón, azúcar y unas hojas de menta fresca.El "Masala chai" es otro modo diferente de disfrutar del té negro que se prepara con especias como la canela o el jengibre y con un poco de leche.Incluso puede emplearse un poco de té negro para aromatizar unos canapés de champiñones e incluso una ensalada de pepino, aportando un toque diferente de aroma y sabor.http://www.consumer.esEnviado por Dr. José Manuel Ferrer Guerra

miércoles, marzo 15, 2006

Joan Miró
Pintor español cuyas obras recogen motivos extraídos del reino de la memoria y el subconsciente con gran fantasía e imaginación, y que se hallan entre las más originales del siglo XX. Miró nació el 20 de abril de 1893 en Barcelona y allí estudió en la Escuela de Bellas Artes y en la Academia Galí. Su obra anterior a 1920 muestra una amplia gama de influencias, entre las que se cuentan los brillantes colores de los fauvistas, las formas fragmentadas del cubismo y las bidimensionales de los frescos románicos catalanes. En 1920 se trasladó a París, encontrándose con Pablo Picasso, donde, bajo la influencia de los poetas y escritores surrealistas, fue madurando su estilo. Miró arranca de la memoria, de la fantasía y de lo irracional para crear obras que son transposiciones visuales de la poesía surrealista. Estas visiones oníricas, como El campesino catalán de la guitarra (Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid), El carnaval del arlequín (1925, Galería Albright-Knox, Buffalo) o Interior holandés (1928, Museo de Arte Moderno, Nueva York), a menudo comportan una visión humorística o fantástica, conteniendo imágenes distorsionadas de animales jugando, formas orgánicas retorcidas o extrañas construcciones geométricas. Las composiciones de estas obras se organizan sobre neutros fondos planos y están pintadas con una gama limitada de colores brillantes, especialmente azul, rojo, amarillo, verde y negro. En ellas se disponen sobre el lienzo, como de modo arbitrario, siluetas de amebas amorfas alternando con líneas bastante acentuadas, puntos, rizos o plumas. Posteriormente, Miró produjo obras más etéreas en las que las formas y figuras orgánicas se reducen a puntos, líneas y explosiones de colorido abstractos. Aunque identificado con la causa republicana, tras el inicio de la II Guerra Mundial volvió a España en 1940, donde llevó una vida retirada durante toda la dictadura franquista. Miró también experimentó con otros medios artísticos, como grabados y litografías, a los que se dedicó en la década de 1950. También realizó acuarelas, pasteles, collages, pintura sobre cobre, escultura, escenografías teatrales y cartones para tapices. Sin embargo, las creaciones que han tenido una mayor trascendencia, junto con su obra pictórica, son sus esculturas cerámicas, entre las que destacan los grandes murales cerámicos La pared de la Luna y La pared del Sol (1957-1959) para el edificio de la UNESCO en París y el mural del Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid. En la actualidad su producción puede contemplarse en la Fundación Joan Miró en Barcelona, inaugurada en 1975, así como en los principales museos de arte contemporáneo de todo el mundo.